Una vez terminada la visita al conjunto arqueológico del Cerro del Castillo nos dirigimos al que posiblemente es el principal monumento de arquitectura religiosa del municipo asidonense: La Iglesia de Santa María la Coronada, templo erigido a comienzos del siglo XVI en estilo gótico-plateresco que consta de tres naves en forma de cruz latina y cuya majestuosidad, si bien necesitada de ciertas reformas, evidencia un acusado empaque catedralicio (y como tal ejerció en determinadas circunstancias históricas, como nos señaló Chari). De ella destaca, sobremanera, su impresionante Retablo Mayor en estilo plateresco que, presidido por Santa María la Coronada, dispone de veintidos historias (con ciento sesenta y ocho imágenes) con una evidente misión catequista para una época en la que la mayoría de la población no sabía leer ni escribir. Las malas artes de un organista del siglo XVIII que aplicando barniz quiso dar lustre y brillo al retablo, determinó el oscurecimiento de tan insigne pieza (las barbaridades del Ecce Homo de Borja parece que siempre han estado a la orden del día en nuestro país).
Muchos otros detalles y curiosidades como la utilización de la Nave de la Epístola como depositario de los sambenitos de la inquisición, la cara del demonio del baptisterio, el destacable coro de estilo barroco, la valiosa imagen del Cristo del Perdón de Pedro Roldán, etc. provocaron la admiración y el disfrute del grupo.
Tras la intensa visita de la Iglesia, nos dirigimos hacia otros lugares del municipio, saliendo por el Arco de Belén (una de las puertas del recinto amurallado de Medina Sidonia, así denominado por poseer un pequeño altar con la imagen de la Virgen de Belén). De allí nos dirigimos a otra de las joyas que atesoran los asidonenses: su Museo Etnográfico. Este ha sido confeccionado mediante la recopilación de lotes de materiales donados por los propios vecinos y en él pudimos contemplar las actividades que se llevaban a cabo en el pueblo, muchas décadas atrás. El trabajo del campesinado, los almacenamientos de líquidos y sólidos, distintos ingenios agrícolas, una pequeña y coqueta escuela infantil y las habitaciones de la casa de un terrateniente asidonense, entre otras muchas cosas, convierten a este museo en una máquina del tiempo que nos retrotrae a la vida de unos vecinos que no conocían la televisión ni los teléfonos móviles ni nada de la tecnología que hoy caracteriza a nuestra sociedad.
-El grupo llega a la Iglesia de Santa María la Coronada. En primer plano la portada principal de estilo herreriano, con la imagen de la titular en la hornacina del cuerpo superior de la portada y con los santos Pedro y Pablo a ambos lados de la puerta-
-Claustro interior de la Iglesia-
-El impresionante Retablo Mayor-
-Algunos de nuestros socios ante una de las capillas interiores-
-Nuestras sempiternas secretarias ante la custodia del Corpus, obra del orfebre sevillano, Juan Tercero-
-La famosa imagen del Cristo del Perdón, realizada por Pedro Roldán en 1667-
-Detalle del Retablo Mayor correspondiente a la imagen de María Santísima la Coronada. Obsérvense los estragos que provocó en los grupos escultóricos el baño de barniz dado en el siglo XVIII-
-Un ejemplo de la reutilización de elementos constructirvos de otras épocas. Este pedestal, junto a otro en el lado simétrico, flanquea la portada frontal del templo-
-El único ejemplo conocido de la imagen del Diablo en el interior de una iglesis cristiana. Constituye la clave del arco de entrada a la capilla de la pila bautismal-
-El grupo al completo en la portada principal de la Iglesia-
-Pasando por el Arco de Belén-
-El grupo dentro del Museo Etnográfico-
-Labores de cestería en el Museo etnográfico-
-La pequeña escuela existente en el Museo etnográfico-
-El despacho del terrateniente. Al fondo el comedor del mismo-
-Otro detalle del comedor y la sala de estar de un terrateniente asidonense-
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