Una vez más, como es habitual cada otoño, la Asociación Hisn Atiba ha vuelto a efectuar su tradicional viaje cultural anual en el que trata de dar a conocer a sus socios y a personas de nuestro entorno tebeño lo más granado de nuestro patrimonio cultural. Para esta ocasión la Asociación eligió uno de los más señeros yacimientos arqueológicos de nuestra tierra andaluza: Itálica, complementado por un recorrido urbano del centro de la cercana Sevilla, centrándonos, sobretodo, en el tradicional barrio de Santa Cruz.
Como de costumbre nuestra comitiva partió en autobús desde la Villa Condal a las 7,30 de la mañana y, tras parar a desayunar en el Bar Restaurante La Zua de la Puebla de Cazalla, llegamos a Santiponce, municipio en el que se enclava el conjunto monumental de Itálica, a las 10,15 de la mañana. Una vez allí nos encontramos con la que iba a ser la guía de este año, Isabel Cava, la cual nos informó que, sin aviso previo, la dirección de Itálica había tomado la decisión de cerrar el conjunto durante la jornada del sábado por motivo de un evento deportivo organizado por la Diputación Provincial de Sevilla que tendría lugar esa noche. Tan inesperada fue la circunstancia que incluso buena parte del personal trabajador del yacimiento se había presentado a cumplir su jornada laboral. Desde aquí no podemos sino expresar nuestro más rotundo malestar por la forma tan reprochable de dicho proceder que, sin ningún tipo de aviso y sin publicidad alguna, deja en la estacada a un grupo de 55 personas que, además, había avisado previamente de su visita a Itálica ese día y a esa hora.
De todas formas y como alternativa que, al fin y al cabo, resultó muy provechosa, Isabel nos condujo por otros lugares y zonas que si bien no están en el conjunto arqueológico sí que pertenecían a la antigua Itálica que, como se nos contó, era mucho más extensa que la zona visitable delimitada, ya que incluía todo el actual pueblo de Santiponce. Así, en primer lugar, visitamos el Museo Municipal Fernando Marmolejo, un interesante centro de interpretación (así lo podemos calificar más que como museo), en el que poder seguir la historia de la ciudad de Itálica y de otros lugares de Santiponce, como el famoso monasterio de San Isidoro del Campo. Este último monumento, mucho ménos famoso que Itálica, tuvo una importante crucial en la Historia de la Reforma Protestante puesto que aquí residian como monjes Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, los autores de la primera traducción al castellano de la Biblia (desde sus fuentes hebreas) que es mundialmente conocida como Biblia del Oso, traducción que aún hoy en día sigue siendo utilizada por las confesiones cristianas protestantes de habla española. Ni que decir tiene que ambos traductores tuvieron que huir de España perseguidos muy de cerca por la Santa Inquisición.
Después de visitar el museo y tras un breve recorrido a pie, llegamos hasta el teatro de Itálica que al estar fuera del conjunto tiene una circunvalación visitable. En primer lugar repasamos la zona trasera del teatro, la que da al río, en la que resultan visibles los restos de un amplísimo pórtico en el que destacaba, como nos explicó la guía, el santuario dedicado a la divinidad egipcia Isis. Tras ello rodeamos el mismo por la zona sur y callejeando por Santiponce llegamos hasta el mirador del Teatro desde el que se divisa la gran amplitud del lúdico edificio que, en sus tiempos de esplendor, tenía una capacidad para 3000 espectadores sentados. Una vez hechas las correspondientes fotos continuamos el recorrido por Santiponce, cuyas calles principales llevan todas nombres de emperadores romanos o de personajes relacionados con la arqueología (como Rodrigo Caro), hasta llegar a las llamadas Termas menores de Itálica (las mayores están dentro del recinto), un yacimiento al aire libre situado en el centro del pueblo. Tras ello nos dirijimos a la Calle Juan Sebastián Elcano (nombre no romano pero al menos sí histórico) desde el que se tiene una hermosa vista de la zona sureste del conjunto arqueológico, la cual está prácticamente entera por excavar. Desde allí, no obstante, pudimos contemplar las distintas calzadas que, estas sí excavadas, nos muestran la potencia de la ingeniería de caminos romana.
Tras ello y satisfechos a pesar de las contrariedades comentadas, el grupo se dirigió hasta el restaurante el Ventorrillo Canario donde, todo hay que decirlo, se nos pasó el disgusto matutino y pudimos degustar una de las mejores comidas de que hasta el momento hemos tenido en nuestras excursiones asociativas otoñales.

-Saliendo muy temprano de nuestro pueblo-

-Nuestra guía Isabel nos hizo alguna pequeña representación pedagógica para que entendiéramos aspectos de la sociedad romana

-Entrando al Museo de Santiponce-

-Visitando una de las salas del Museo que, como se dijo, era más un centro de interpretación que un museo-

-Isabel nos explica algunas curiosidades de Itálica-

-Continuamos con las explicaciones de la guía-

-El grupo contemplando el pórtico del teatro-

-Continuamos con la circunvalación del teatro-

-Isabel nos iba explicando curiosidades de la construcción del teatro-

-Aquí se nos muestra un panel con una reproducción de tan magnífico monumento-

-Panorámica del teatro desde el mirador-

-Fotografía de grupo en la terraza del mirador-

-Contemplando las termas menores-

-Otro aspecto de las termas menores-

-Estas curiosas bandadas de cotorras nos sobrevolaban durante la visita-

-Obsérvese el detalle de una de las calzadas de la zona sureste del conjunto-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario. Alguien de esa mesa se comió cuatro natillas-

-Grupo de comensales en el Ventorrillo Canario-
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