Recuerdos de Antonio Guerrero Troyano, el Hijo Predilecto (Por Antonio García González, Cronista Oficial de la Villa)

23/08/2010

*Este artículo, que fue editado por la Revista de la Asociación Eugenia de Montijo en 2006, pretende dar a conocer una vertiente distinta de nuestra historia, recreando anécdotas y curiosidades de nuestro pueblo. Fue escrito por Antonio García González, Cronista Oficial de la Villa.

Manuscritos con una caligrafía bohemia y ribeteados para aprovecharlos, en nueve  folios que guardo como oro en paño y que le costaron baratos (con el membrete del periódico del que llegó a ser su director), el hijo predilecto de la Villa me hizo un día hace años, un glosario de notas y apuntes magistrales que son el relato nostálgico de lo acontecido en Teba en tiempos de su niñez, auténticas perlas literarias rescatadas de su memoria y redactadas por su privilegiada pluma.
En un extenso y a la vez corto recorrido por apartados, Antonio cuenta y recuerda, sobre todo anécdotas curiosas, lugares emblemáticos y a personajes singulares de aquella vida no muy lejana, escritos a “vuela pluma” con el gracejo que caracteriza a los “Navajilla”.

-Fotografía de Antonio Guerrero Troyano-


Para resumir aquí y ahora lo que dice en los nueve papeles que conservo, conociéndome como me conozco, necesitaría veintisiete folios y medio sin ribetear, por eso se me hace harto difícil contar lo que cuenta, aunque permítaseme quedarme y trasladar unas pocas de tantas cosas:

Los trenes
En un alarde de memoria, es sencillamente apoteósica la detallada descripción que hace de sus horarios e itinerarios. Transcribo las más breves.

  • Tren de las doce: Se llamaba así porque a las 12 salían de Teba los coches de caballo para el transporte de viajeros, pero en realidad pasaba a la una y pico.
  • Tren de las dos y media: Tren de las 4 que pasaba cuando le daba la gana.
  • Tren de las cuatro: Jamás se sabía cuando pasaba.
  • Tren de las ocho y media: Tren de las 10, que era puntual.

De las Iglesias y los Curas

  • La del Cristo: Era preciosa. Estaba en el barrio de Las Pilas, cuya campanita daba el último adiós a los difuntos, cuando el Cura acompañaba a los entierros hasta el final del barrio.
  • Don Plácido Sentís. “......Cura que si al llegar allí (al final de la calle) oía cantar una perdiz, volvía corriendo, se quitaba las caprisayas en la casa de José el Negrito  o en la Fonda, cogía la escopeta y salía a escape en busca de ella”. Era tío del periodista y escritor Carlos Sentís, y un gran teólogo.

Médicos, jueces, boticarios y escribanos

  • Don Raimundo (Botica en la calle Nueva) ......llena de antiguos y hermosos botes de cerámica, con su batita blanca, su mascota (en el noble sentido conocido) y su fórmula magistral. Cuando le llevabas la receta de un fármaco que había que elaborar, decía: “Niño, no hay más que tres enfermedades, la alferesía, el “patatúm” y el “cólico miserere” (trombosis, infarto y apendicitis aguda), y dos medicinas: la aspirina y el bicarbonato. Todo lo demás son tonterías”. Luego, al parecer, empezó a creer en la penicilina.

-Fotografía de Don Raimundo-

Descubrimientos científicos

  • El quitamanchas “Garciflor”. Probablemente el único invento genuino tebano. Lo descubrieron allá por 1.942, Isidro García y Don Manuel Flor, el practicante. De ahí el nombre “Garciflor”. Los papelillos para envolver los polvos y las instrucciones de uso se encargaron a la imprenta del Colegio Salesiano de San Bartolomé, en Málaga.

Teatros y cines

  • Teatro Fontalba: Estaba en la Plaza. Con butacas, palcos, gallinero, decorados y un enorme telón levadizo que representaba una escena veneciana. Antes, quizá en 1.937 o 38 se daban allí funciones de cine con una máquina de manivela traída por un matrimonio de Guadix (a él se le conocía por Pedruelo), que vivía en la calle Herradores y también hacían dulces. Cuando el de la manivela se cansaba (la accionaba a mano), la imagen se quedaba traspuesta. Se daban películas ”por serie” (continuará.....). En este lugar, en el intermedio de una función teatral, fue donde se dio por primera vez en Teba una película sonora, un cortometraje donde uno cantaba: “Casiuca, no me seas esquiva, Casiuca quiero darte mi amor....”. Fue un asombro.

 

Los coches

  • De caballos y carros: Los coches y carros que competían en los servicios a la estación del ferrocarril, por la vieja carretera de las curvas, eran los de Rafalito Escalante y los de Sayago. El primero disponía de dos coches (uno de color rojo y otro negro más lujoso) que se utilizaban indistintamente. Los dos tenían el pescante descubierto. Los conducían Manuel “El Curita” y “Cuartito”. Y Sayago tenía un coche con el pescante cubierto con una capota plegable. Por la noche lo iluminaba con faroles de aceite.

Cuando bajaban al tren de las cuatro, generalmente, en vez de pasar por el Puente de la Venta, vadeaban el río por la izquierda, para que bebieran las cabalgaduras en aquellas aguas de sabor amargo pero siempre limpias.

  • De motor: La famosa “Geraldina” (el dueño se llamaba Gerardo). ¡¡Chupa Chanca, que se vea!!”, le decía el conductor al popular personaje de la época, que subido en el estribo del coche, a su paso de noche por la curva grande, le daba una “calada” a su cigarro para iluminar la carretera. Antonia, la mujer de Manolo Torres, conservaba un “chupahumos” hecho de la chapa de aquél coche.

Y el de José “El Cañetero” y el de “Penita”, en los que ocurrieron multitud de anécdotas.
Y qué decir del anuncio publicitario que en las cartas y en el papel que se manejaba en la Fonda, en tiempos de la Guerra y anteriores, en textos bellamente impresos “en papel de hilo”, se leía: “ H. Escalante. La casa preferida por los señores viajantes. Rafael Escalante Andrade. Coches y carros a todos los trenes. Moral, 1. Teba (Málaga).”

Torcuato Luca de Tena decía en su “Fábrica de Sueños”: -- ¡Pasen, señores, pasen! ¡Pasen, señoritas! ¡Pasen, caballeros! ¡Se venden sueños al por menor y al por mayor! ¡Se sirven a domicilio! Tenemos toda la gama de colores. Sueños blancos para niños; azules para jovencitas; verdes para los maduros. Gran variedad en sueños de fantasía: sueños mágicos, musicales, de espíritus, de vuelos, eruditos y de amor.
¡Sueños!
Y como es archiconocido, Calderón de la Barca, una vez comentó, maravillado: “Real y verdaderamente, la vida es sueño”.
Gracias Antonio, por hacernos soñar. Gracias siempre por hacernos reír con tus cosas y tus recuerdos, que son la historia viva más reciente de nuestro pueblo.
Continuará. Otro día, más. Lo prometo.