Una vez más y como cada otoño, los últimos días de septiembre fueron los escogidos para llevar a cabo una de las actividades centrales de la Asociación Hisn Atiba con la que pretendemos mostrar a nuestros socios y paisanos los pormenores del rico patrimonio histórico que nos rodea. Este año se ha dado un gran salto de escala en la concepción del viaje puesto que hemos trascendido los límites de nuestra Andalucía para adentrarnos en otros importantes lugares de España. Además no solo hemos "dado el salto" a otras comunidades autónomas sino que, también, lo hemos hecho aumentando exponencialmente el número de lugares a ver, el tiempo de estancia y las propias prestaciones del viaje ya que hubimos de pasar noche fuera. Ello ha contribuido, sin duda, a estrechar los lazos personales que nuestros socios y simpatizantes tienen entre ellos y con Hisn Atiba, lo que ha sido un aliciente más en esta ocasión
El lugar elegido no ha podido ser más acertado ya que Extremadura contiene lugares increibles donde disfrutar, como en pocos sitios, las excelencias del patrimonio histórico. Para ello escogimos dos de las principales ciudades que tiene tan histórica región: Mérida y Cáceres.
Así pues y tras un buen madrugón, a las cinco de la mañana emprendimos el largo viaje. Tras efectuar la parada de rigor para el desayuno, llegamos a Mérida a eso de las 10 de la mañana. Ya con nuestro guía Valentín nos dirigimos al Paseo Roma donde, junto a la estatua del fundador de la Ciudad, Octavio Augusto, dejamos el autobús y comenzamos a adentrarnos en el entramado urbano de Emérita Augusta (como se denominaba Mérida en la época de su esplendor romano). El primer lugar que visitamos estaba muy cerca: la zona arqueológica de las Morerías. Se trata de un conjunto de edificaciones de época romana, a las que se superponen construcciones visigodas, islámicas, medievales y contemporáneos, destacándose restos de la muralla romana construida a finales del siglo I a.C. (en el momento de la fundación de la ciudad) y un buen trozo de la calzada romana que formaba parte de la famosa Vía de la Plata. Resulta curioso cómo se rescató arqueológicamente esta zona y se expone al público justo debajo de un gran entramado de edificios administrativos de la Junta de Extremadura, ejemplo de cómo debe compaginarse el respeto del patrimonio histórico con el inevitable progreso urbanístico de nuestras ciudades.
Tras ello y siempre callejeando, nos dirigimos a otra de las zonas más importantes y conocidas de Mérida: su famoso puente romano. Allí Valentín nos explicó los pormenores de la edificación de esta gran obra: una de las más largas del mundo con una longitud cercana al kilómetro. Posee dos grandes tramos ya que en medio del río Guadiana se aprovechó una isla para acortar la longitud total. Tuvo varias adiciones y reparaciones a lo largo de la Historia y tiene el mérito de haberse utilizado para el tráfico rodado hasta hace apenas un par de décadas.
Junto al río pudimos ver el exterior de la Alcazaba, edificio de época islámica que fue el primero de su estilo levantado por los árabes en 835. Para su edificación se utilizaron buena parte de los elementos constructivos romanos que se encontraban en la antigua Emérita Augusta, resultando sumamente curiosa la utilización de aras y pedestales con epigrafía que pueden apreciarse perfectamente en los lienzos murarios.
De allí partimos hacia el interior de la ciudad comenzando por la típica Plaza de España, centro neurálgico de la Mérida moderna en la que destacan edificios como la Concatedral de Mérida, levantada sobre una antigua iglesia visigótica, y algunas casas modernistas pertenecientes a la burguesía del siglo pasado. De allí pasamos por el antiguo Convento de Santa Clara (hoy sede de la Colección Visigoda del Museo Nacional de Arte Romano), que por motivos horarios no pudimos disfrutar, camino del impresionante Arco de Trajano (que en realidad es de tiempos de Tiberio), monumental entrada al Foro Provincial de la ciudad (Emérita Augusta tenía dos foros como capital de provincia imperial que era: uno municipal y otro provincial). Este gran arco de casi quince metros de altura se situaba justo en el Cardo Máximo, una de las calle principales de cualquier ciudad de época clásica.
Tras lo anterior nos dirigimos al foro municipal hasta el grandioso Templo de Diana que, en realidad, no estaba dedicado a la famosa diosa romana de la caza sino al culto de los emperadores, tal como se demostró en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los años 70 del pasado siglo. Este templo períptero (rodeado de columnas por todos lados) y hexástilo (seis columnas de frente) tiene la particularidad de albergar en su interior otro monumento, ya del siglo XVI: el Palacio del Conde de los Corbos, situado en la cella del antiguo templo. Continuando por el foro municipal pasamos por el pórtico de este foro para dirigirnos a los principales monumentos de época romana: el famoso Teatro Romano de Mérida y el no menos famoso Anfiteatro Romano.
Estos últimos fueron, sin duda, los puntos álgidos de la jornada porque su monumentalidad alcanza un nivel extraordinario. Como bien nos contó Valentín la historia de su edificación es tan curiosa como la historia de su descubrimiento arqueológico. Así, el teatro es construcción efectuada a instancias de Marco Vipsanio Agripa, consul y gran amigo del emperador Augusto, allá por los finales del siglo I a.C. Como curiosidad hay que destacar que este mismo consul mandó construir el primitivo Panteón de Roma y en ambos monumentos puede verse exactamente la misma inscripción: M·AGRIPPA·L·F·COS·TERTIVM·FECIT. Las circunstancias de su descubrimiento son, también, curiosas, puesto que el teatro permanecía prácticamente oculto bajo un garbanzal y solo sobresalía la parte superior de la summa cavea (el graderío alto). Como este estaba dividido en siete partes, los lugareños lo conocían como "las siete sillas" en alusión a los lugares donde, según la leyeda, se sentarían siete reyes moros para deliberar sobre los destinos de la ciudad. Del impresionante teatro pasamos al Anfiteatro, lugar de diversiones menos prosaicas y más mundanas que conserva en muy buen estado el graderío desde el que se contemplarían las luchas de gladiadores, las naumaquias, etc. etc. Tras ello y siendo ya las dos de la tarde dimos por concluida la primera parte de tan evocador viaje.
-Caras somnolientas a primera hora del sábado-
-Comercio de unos tebeños justo donde nos dejó el autobús-
-Valentín nos explica los pormenores del conjunto arqueológico de las Morerías-
-El impresionante y bimilenario Puente Romano de Mérida-
-Explicación sobre los muros de la Alcazaba musulmana-
-En la Plaza de España-
-Curioso torneo de ajedrez que se estaba llevando a cabo en la Plaza de España-
-Más pormenores de la céntrica plaza emeritense-
-Portada del Convento de Santa Clara, sede de la colección visigótica del Museo Nacional de Arte Romano.-
-Valentín explica la composición arquitectónica del Arco de Trajano-
-Foto de grupo en el Arco de Trajano-
-El Templo de Diana con el Palacio del Conde los Corbos en su cella-
-El grupo asiste extasiado a la explicación sobre tan soberbio templo-
-Un grupo de tebeñas ante el Templo de Diana-
-Detalles del Foro Municipal de Emérita Agusta-
-Más detalles del foro municipal-
-Exteriores del Teatro Romano. Antiguo garbanzal emeritense-
-Más detalles del exterior teatral-
-La cavea y el "frons scaenae" del teatro-
-El grupo posa en el "frons scaenae" para la foto de rigor-
-Hisn Atiba en el teatro romano-
-Llegando al Anfiteatro Romano-
-Oyendo las explicaciones del guía sobre los espectáculos que se daban en el anfiteatro-
-Algunos aspectos del Anfiteatro-
-El presidente de Hisn Atiba impone el pin de la Asociación a nuestro buen guía Valentín-
CONTINUAR
(HAZ CLICK AQUÍ)