Crónica de la visita cultural a Jaén III

26 de septiembre de 2015

 

Una vez visitado el complejo del Palacio de Villardompardo nuestros pasos se dirigieron al que sin duda es el monumento cumbre de la capital jiennense: la Catedral de la Asunción; una de las obras cumbres de estilo renacentista existentes en nuestro país (y en toda Hispanoamérica) y cuyo principal arquitecto fue el genial Andrés de Vandelvira. Sorprendió a todos los que la visitamos (la conociéramos o no) cómo una ciudad relativamente pequeña como es Jaén (la menos poblada de las capitales andaluzas) puede tener una catedral tan impresionante y hermosa como la de la Asunción. Bernardo nos contó, con su habitual sabiduría, muchos de los detalles de este monumental templo. Así supimos que se erigió en el mismo lugar donde, previamente, estaba la mezquita principal de la ciudad, reconvertida en Catedral por Fernando III, el conquistador de Jaén. Posteriormente, en el siglo XV, se construyó allí una Catedral gótica, ante cuyo mal estado se erigió la actual a partir del siglo XVI. Aunque, como es habitual, la Catedral tardó siglos en construirse (no concluyó hasta el XIX) tuvo la suerte de que los diferentes arquitectos que se hicieron cargo de la obra siguieron, en todo, los dictados y planos del gran Vandelvira quien, muerto en 1575, solo pudo ver terminada una pequeña parte de la obra. Bernardo nos fue guiando por los espacios catedralicios comenzando por el coro, uno de los más grandes y hermosos de España, constando de 148 sitiales.

Tras ello pudimos deleitarnos con dos de los más significativos espacios obra directa de Vandelvira. El primero es la Sala Capitular, lugar donde mensualmente se reúnen los canónigos de la Catedral. Es de planta rectangular y está adornada por pilastras jónicas, veinticuatro nichos y tres grandes ventanales orientados al oeste. El otro espacio, sin duda el más impresionante y en el que Vandelvira marcó un estilo compositivo sin igual, es la Sacristía mayor. A todo su alrededor ochenta columnas corintias, en grupos de cuatro, se alternan con arcos que alternan los tamaños, consiguiendo dar una sensación de robustez y a la vez de ligereza a la estancia. Tras ver estos espacios tuvimos la suerte de visitar las galerías altas de la catedral, un espacio único que se utilizaría, como nos contó Bernardo, para mostrar el Santo Rostro que allí se atesora a los múltiples peregrinos que desde muchos sitios de la Cristiandad venían en peregrinación a Jaén. Los distintos vanos de estas galerías darían tanto al interior como al exterior catedralicio haciendo llegar, de esta manera, la visión de la reliquia a mucha más gente.

Tras terminar de visitar los distintos espacios que alberga el templo, finalmente salimos de nuevo a la Plaza de Santa María donde Bernardo nos siguió contando muchas más anécdotas y peculiaridades del templo como la del entierro del Obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, fallecido en 1520 y cuyas mandas testamentarias y la interpretación de las mismas hicieron que su cuerpo permaneciera insepulto durante siglos hasta que fue enterrado en su lugar definitivo en 2001.

 

-Portada barroca de la Catedral de la Asunción-

 

-Vista de la nave de la Epístola-

 

-El grupo recibe explicaciones de Bernardo mientras descansa en el Coro catedralicio-

 

-Otra vista del Coro con el retablo mayor al fondo-

 

-El grupo en la Sala Capitular-

 

-Imagen del Altar Mayor-

 

-Reproducción actual de la imagen del Santo Rostro que se venera en la Catedral y que tantos peregrinos atrajo históricamente al templo-

 

-Grupo escultórico del Santísimo Cristo Descendido de la Cruz-

 

-Nave Central de la Catedral con el Altar Mayor al fondo-

 

-Aspecto del coro desde uno de los vanos de las Galerías Altas-

 

-Magnífico aspecto de la Cúpula del Crucero del arquitecto Juan de Aranda Salazar-

 

-Vista del exterior desde los vanos de las Galerías Altas-

-Nuestras dos azafatas asomadas a los arcos de la galería en el ángulo meridional de la Catedral, obra directa de Andrés de Vandelvira-

 

-Nuestro Tesorero y su esposa y dos de nuestros vocales asomados en el mismo lugar-

 

-En la Plaza de Santa María oyendo las interesantes anécdotas con que nos deleitaba Bernardo-

 

 

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